domingo, 25 de abril de 2010
NO ERA A MÍ
NO ERA A MÍ
No era a mí
¿Por qué yo entendí, ingenuamente,
que pronunciaba en voz alta mi nombre ?
Hubiera sido mejor
ignorar aquella llamada,
aquel solariego refugio hambriento de luz
y de contingencias insufribles
No
No era aquella llamada para mí
Y yo perfilé las letras de aquel mi nombre austero
para descifrar sin conformismos
el jeroglífico insospechado que anunciaba mi muerte
Salve Madre de la Soledad Eterna,
Salva Madre, mi vida,
de las plegarias vacias
que no supieron reconstruir los pronombres indeclinables
del nunca olvidado y ausente
No fue su alerta de asonadas declamada
para mí
Y yo me creí medianamente importante
porque la muerte, insaciable y contemporánea,
habia pronunciado inalterable
mi tercer postulado entre silencios y secretos
Pero no ,
no era aquel nombre de resucitada
el que se había escrito repetidamente para mí
Rosa Iglesias
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