LECTURA de ROSA IGLESIAS
EREMITA EN NAUFRAGIO
Soy piedra abnegada
pero desunida al entramado del suelo
Sustancia mineral con dignidades anónimas
y sustratos libertarios de condición diamantina
Canto rodado indúctil
que navegando en su riachuelo aburrido
se hartó de besar, entre soledades hambrientas,
la aguda necrosis de una herrumbrosa montaña
Siempre celosamente a escondidas,
siempre disconforme, cómplicemente atendida
por aquella amargura salada
del sabor a subsuelo, a llovizna,
a llanto caído y a tierra
Sumisión excesivamete indecisa
para ir escalando escarpadas
de fosilizadas laderas
y por tanto como deseare alcanzarla
en su embargadura asombrosa y serena,
sobrevolarle arriesgada
la acantilada y peligrosa cornisa
Eremita en naufragio me llaman
y sin cronología determinada, amanezco,
para renombrarme, desolación arraigada,
como rosa mística que, olvidada,
fuere arrancada de su rosal
drásticamente en silencio
Al pie de algún inmortal sedimento
transito llorando sobre mi huella anegada,
sin pretensiones, persecuciones, ni prisas
pues debo cumplir, con esta pobreza adquirida,
las tasas inadecuadas, mas no sufragadas,
por una insobornable sonrisa
Aliada informal a la comunidad libertaria y sin tregua,
fui de carcelación en carcelación injustamente agredida
y me regresé , desde la más pura y sutil transparencia,
cándidamente indefensa, sin darme jamás por vencida
Hoy me sublevo intimista, solitariamente intacta,
contra una propiedad insular en secuestro
y, con una máxima locuaz como mínima hazaña,
mentalmente, me insubordino y me crezco
Asumción resolutiva y contraria
al místico ideal que desde siempre adolezco
y al que renuncio para nunca ser desahuciada,
como porción individual o como fracción indivisa
de una peninsula hiératica, amargada,
colonizada pero vacía
Proclamo mi nueva condición
de istmo solitario en barbecho,
de pasadizo secreto y de puente
Y caminando solaz
hacia el vacío de la nada, me adentro,
de la mano fiel y considerada
de algún inconstante sideral viento
por el que, asumiéndome sin discrepancias,
mágicamente, comprendo
Rosa Iglesias